sábado, 2 de octubre de 2021

Mariangel Pérez

 

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Muchas habilidades suelen estar en nosotros sin que las notemos, pero mientras transcurre el tiempo nos vamos descubriendo. Caemos en la cuenta de que somos como un libro, que se escribe con cada día que vivimos y que cada página es parte de lo que somos y seremos. 

En mi caso, la pasión por la literatura ha estado siempre conmigo. Desde que, apenas con un año de edad, mi hermana comenzó a darme lápices para jugar, sin saberlo, sembró en mí la vocación por el estudio y el amor a los libros.

 Años después, estando en la escuela primaria, recuerdo que cuando la maestra nos pedía escribir un cuento de quince líneas, yo terminaba escribiendo uno de dos páginas.

Recuerdo también que  en las noches en las que se iba la electricidad, jugaba a inventarle cuentos a mi mamá, tomaba catálogos viejos y fingía que estaba leyendo un libro de cuentos. Mi hermano mayor se burlaba de mí, pero yo seguía la historia que tenía en mi cabeza. 

Durante unas vacaciones de la escuela comencé a escribir unos cuentos, que solo terminaron en unas páginas medio blancas en mi escritorio, en ese momento sentí la necesidad de escribir algo, pero fue un deseo que pasó.

Fue estando en quinto año de la secundaria, cuando descubrí cuál es la historia que deseo contar. En una hoja de examen reciclada, comencé la aventura de escribir, que pasó de ser un hobby a una pasión. 


  A principios de febrero de este año gracias a una publicación en Facebook terminé entrando a un grupo llamado, El Rincón Literario en WhatsApp, que se convirtió en la Escuela Musas en Papiro. Estaba muy emocionada porque era la primera vez que tenía una oportunidad de compartir con otros escritores y maestros, y la verdad la experiencia ha superado todas mis expectativas.

Gracias a las maestras descubrí algunas partes de mí como escritora que antes desconocía, a sacarle el mejor provecho a los errores que cometo en mis relatos, a ver evolucionar mi propio estilo, a enamorarme aún más del maravilloso arte de las letras. Las maestras nos han acompañado durante estos meses, no solo brindándonos sus conocimientos sino también apoyándonos con paciencia y con entrega.

Ha sido una experiencia hermosa y enriquecedora, rodeada de gente maravillosa que me motiva a crecer día tras día. Las maestras se han convertido en un ejemplo a seguir para mí, por su pasión, su entrega y su compromiso al enseñar.

Siempre les estaré agradecida por esta extraordinaria experiencia. 



Mariangel Pérez


Instagram @elangeldelasletras


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